Los Vigilantes se ha convertido en la película de debut de Ishana Night Shyamalan como directora, hija del destacado M. Night Shyamalan, realizador de películas como El sexto sentido, Señales y El bosque, entre otras. Basada en la novela homónima del escritor A.M. Shine, el largometraje tiene una temática que bebe de los géneros de terror, fantasía y thriller psicológico, narrando la historia de Mina interpretada por Dakota Fanning, una artista de 28 años que se queda varada en un extenso bosque virgen situado al oeste de Irlanda. Cuando Mina encuentra refugio, sin saberlo, queda atrapada junto a tres extraños que son observados y acechados por misteriosas criaturas todas las noches.
A pesar de recibir unas críticas tibias, Los Vigilantes es una película bastante entretenida a lo largo de sus 102 minutos de duración, manteniendo el misterio hasta desembocar en un giro de guion que no podía faltar, siguiendo Ishana la tendencia del cine de su padre, quien a lo largo de su filmografía ha jugado siempre esta carta con mayor o menor acierto, pero siempre presente. Todo ello sumado a una buena ambientación marcada por su destacada fotografía y una banda sonora a cargo de Abel Korzeniowski cuyas notas complementan muy bien el misterio que se presenta.
El filme presenta una trama donde lo sobrenatural juega un papel muy importante, sirviendo como vehículo para profundizar la psique de los personajes, sobre todo en el caso de Mina, quien arrastra un trauma desde que era niña y que ha marcado todos los años posteriores al suceso, convirtiéndose en una persona solitaria, sintiéndose culpable de haber provocado el accidente de tráfico donde murió su madre, llegando hasta el punto de alejarse incluso de su familia por más que su hermana intente acercarse a ella.
Explicación al final de 'Los Vigilantes'
La primera hora de Los Vigilantes es bastante enigmática, pues desde que Mina se adentra por error en el bosque y es encontrada por Madeline (Olwen Fouéré) para ser llevada al refugio, la figura de los Vigilantes está constantemente presente como una amenaza latente de la que para mantenerse a salvo hay que cumplir una serie de normas. En este sentido, el filme establece un paralelismo con El bosque de M. Night Shyamalan, poniendo el foco en esas normas preestablecidas para poder sobrevivir a unas criaturas misteriosas.
Cuando Mina llega al refugio, comprueba que ella y Madeline no son las únicas en esa situación, estando también Ciara (Georgina Campbell) y Daniel (Oliver Finnegan), observa que todos ellos son muy conscientes del peligro al que se enfrentan, sabiendo que hay límites que no pueden transgredir si quieren mantenerse con vida. Los Vigilantes son seres nocturnos, por lo que una vez llegada la noche no se debe estar en el bosque, teniendo además una costumbre que es observar a las personas que están dentro del refugio, siendo esto la clave del giro de guion posterior. Lo que más llama la atención es que Madeline es quien lleva la voz cantante al ser muy consciente de las normas que hay que seguir para no enfadar a los vigilantes, algo que termina sucediendo en el intento por escapar del bosque que Mina pone en marcha.
En pleno ataque de los Vigilantes, Mina y los demás descubren un bunker debajo del refugio construido por el profesor Kilmartin (John Lynch), quien se dedicó a estudiar a las criaturas moradoras del bosque. A través de una serie de videos grabados por Kilmartin durante meses, este explica el comportamiento de los vigilantes y cómo cada noche iban al refugio para observarle, siendo el propósito de esto intentar replicar su persona, demostrando tener una gran inteligencia. Sin embargo, lo que más llama la atención a Kilmartin es la aparición de un Vigilante bajo la forma de una niña cuyo comportamiento era muy distinto del resto, logrando de alguna forma atraparlo tal y como se muestra en uno de los videos. Finalmente, Kilmartin afirma que tras haber estado recluido casi durante un año “ha sido despojado de toda humanidad”, reconociendo que ha estado conviviendo con la criatura y que incluso la había llegado a coger cariño, pero quizá temeroso de lo que estaba haciendo, se decide a matarla y posteriormente suicidarse, pero no sin antes desvelar cómo se puede escapar del bosque a través de una barca escondida en el río.
En su travesía de huida por el bosque, Mina y los demás encuentran una tumba que tiene serigrafiada unos seres muy similares a los vigilantes, explicando Madeline que allí es donde aprisionaron a las hadas, habiendo convivido estas durante años junto a los humanos hasta fueron desterradas por temor. Los vigilantes son esas hadas que fueron condenadas a no poder salir del bosque, habiendo intentado durante todos esos años replicar el aspecto de los humanos con la intención de poder burlar esa maldición que les impide abandonar el bosque que sirve a modo de prisión.
El giro de guion está en que Madeline es una de esas hadas, algo que se desvela cuando Mina va a visitar a Ciara a su casa y se da cuenta de que no es realmente ella cuando ve a la verdadera aparcar su coche fuera. El motivo de la visita de Mina es mostrarle a Ciara lo que ha encontrado en el despacho de Kilmartin en la universidad, tratándose de varias fotos donde este aparecía con la que era su mujer, cuyo aspecto era idéntico al de Madeline. La verdadera Madeline murió, por lo que es imposible que fuera la misma persona con la que estuvieron en el bosque, destapándose que durante todo el tiempo estuvieron conviviendo con la impostora. Para entender esto hay que remontarse a cuando Kilmartin captura al vigilante, habiéndole el profesor enseñado a la criatura a parecerse a la que fue su mujer, de ahí que diga que le ha cogido cariño, pero tras un tiempo es consciente de que puede haber cometido un gran error, siendo este el motivo por el que intenta matarla.
Esta no es la única gran revelación, pues la pregunta es cómo consigue salir Madeline del bosque si en realidad es un hada. Tras indagar en los archivos del profesor, Mina descubre que algunos de estos seres eran mitad hada y mitad humano, híbridos resultantes de la relación entre ambas especies, siendo Madeline una de ellos. Por ello, Madeline siempre ha sido distinta a otros Vigilantes, demostrando actitudes propias de los humanos como se puede comprobar por la forma de comportarse en el refugio, protegiendo incluso a Mina, Ciara y Daniel en muchas ocasiones, algo que no haría si fuera otro vigilante más.
Finalmente, Mina convence a Madeline de que puede haber más como ella por ahí fuera, conduciendo esto a una escena final donde vemos a Mina hablando con su hermana gemela tras haberse reconciliado con ella, contándole todo por lo que pasó en el bosque y diciendo sentirse todavía hoy observada por Madeline, a quien vemos en la calle bajo la misma forma de la niña que mencionó Kilmartin, intentando encontrar su hueco entre la sociedad, encontrándose aunque no lo parezca en la misma situación que Mina, quien tras muchos años está empezando a perdonarse con lo que sucedió en su infancia.
En definitiva, Los Vigilantes es una película bastante satisfactoria que va mucho más allá de una simple historia de terror, tratando algunos temas profundos como es el caso de la exploración de esas características que nos convierte en humanos.