Llegados al penúltimo episodio de la temporada de La Casa del Dragón, podemos decir que la segunda entrega del spin-off de Juego de Tronos está a un gran nivel en lo que a historia respecta, incluyendo situaciones que difieren del material original de George R.R. Martin, pero que no hacen más que conferir más profundidad a un argumento ya de por sí mu interesante. Antes de estrenarse esta temporada 2, parecía que los nuevos episodios nos adentrarían de lleno en la guerra civil Targaryen conocida como Danza de los Dragones, pero más allá de algunas escaramuzas como puede ser la de la Batalla de Reposo del Grajo, nos damos cuenta que el conflicto todavía se está cocinando, sentando las bases para desatar todo el potencial en la próxima temporada 3, donde ya presumiblemente se presentará un escenario de batalla total.
Este episodio 7 de la temporada 2 titulado La cosecha roja, es muy representativo de lo que ocurre en los instantes finales, todo ello relacionado con la búsqueda de Rhaenyra de jinetes para sus dragones, sobre todo después del gran fracaso que supuso el intento de vincular a Ser Steffon Darklyn con el dragón Bruma, el cual finalmente acabó por casualidad y destino en manos de Addam de la Quilla.
Precisamente, el episodio comienza con un encuentro entre Rhaenyra y Addam, interrogándole la reina sobre sus intenciones, pues poseer un dragón no es ninguna nimiedad. Rhaenyra le pregunta a Addam sobre sus orígenes, evitando revelar que su padre es en realidad Corlys, creando esto un gran desconcierto en ella, pues según la tradición y sus conocimientos, solo los Targaryen podían reclamar dragones. Esto es un cambio de dinámica en el escenario actual, pues la constatación de que puede haber jinetes de dragón que no sean puramente Targaryen, abre el abanico de posibilidades para que los dos dragones restantes sean reclamados.
Daemon es víctima de sus propias decisiones
Mientras tanto, en Harrenhall, Daemon sigue empeñado en reunir un ejército de rivereños, pero para ello tiene que negociar con el joven Ser Oscar Tully, quien, tras el fallecimiento de su abuelo, ha asumido el liderazgo de las casas de las Tierras de los Ríos. A pesar de su juventud e inexperiencia, Oscar demuestra potencial para el liderazgo, sabiendo mantener a raya a Daemon, quien se considera por encima del bien y del mal por el mero hecho de ser el rey consorte.
Oscar le deja bastante claro a Daemon que no está nada de acuerdo con los atroces actos que ha cometido en contra de los Bracken, debiendo recordar que encomendó a los Blackwood la tarea de ajusticiarlos por negarse a unirse al bando de los Negros. En esta situación, el joven líder le ofrece a Daemon su apoyo únicamente si castiga a Lord Blackwood por sus crímenes de guerra, no vacilando Daemon ni un instante a la hora de infligir la pena, todo ello en pos de conseguir el apoyo de los señores de las casas de la Tierras de los Ríos. Daemon es un personaje cuya moralidad es cuestionable, haciendo lo que sea necesario para gobernar, aunque ello implique tomar decisiones reprobables que son consecuencia directa de sus propios actos.
Lord Larys conspira en las sombras
Las tensiones en el seno del bando de los Verdes van en aumento tras el ascenso a príncipe regente de Aemond tras el intento de asesinato de su hermano Aegon. Poco a poco, la posición de dominancia que tenían en Desembarco del Rey sobre Rocadragón se va desvaneciendo, motivado por una toma de decisiones impulsivas por parte de quienes gobiernan. Primero Aegon y después Aemond, están demostrando no estar capacitados para gobernar, algo que en última instancia puede llevar a la derrota a su bando.
Aemond puede ser muy buen estratega y combatiente, pero tiene la facilidad de ponerse a la gente en contra con sus decisiones. Tras echar a su madre del Consejo, Aemond también decide menospreciar la figura de Lord Larys al no concederle el puesto de su Mano, algo que no sienta nada bien a este. El error cometido por Aemond a este respecto es tremendo, pues Larys es un personaje astuto y peligroso cuyo único objetivo es ostentar un puesto de poder tras haber sido vilipendiado toda su vida, en parte por su aspecto físico. Los efectos de ese menosprecio no tardan en tener efecto, pues desde entonces Larys se ha puesto manos a la obra para conspirar contra Aemond, involucrándose entre otras cosas en la recuperación de Aegon, pues sabe que si este sana de sus graves heridas, Aemond saldrá de la ecuación y él será una pieza importante para el todavía rey.
Hay una secuencia que habla por sí misma, ya que, al comienzo del episodio, Larys es informado por Lord Jasper Wylde de que el dragón bruma tiene un nuevo jinete. Larys decide restarle importancia a este hecho a ojos de Wylde, recomendándole no contarle nada a Aemond, puesto que lo califica de meros rumores. Sin embargo, la intención de Larys es que Aemond no esté informado de un hecho tan relevante, para que se vea perjudicado, y no tenga margen de maniobra.
La búsqueda de nuevos jinetes de dragón le da a Rhaenyra sus frutos
La vinculación de Addam con el dragón Bruma hace que Rhaenyra siga con su plan de buscar jinetes para los dragones Vermithor y Ala de Plata. Para ello, manda una misiva a Elinda para que reclute en Desembarco del Rey a aquellos que se consideren descendientes de la los Targaryen.
La Casa del Dragón es una serie donde todas las líneas argumentales son de gran importancia, aunque a simple vista no lo parezcan. Desde el principio de la temporada, entre medias del conflicto entre los Negros y los Verdes, se puso el foco en los personajes de Ulf (Tom Bennett) y Hugh (Kieran Bew), ciudadanos aparentemente corrientes de Desembarco del Rey, con la salvedad de que Ulf sostenía que era hermano bastardo del rey Viserys, mientras que Hugh se presentó como un simple herrero que intentaba sacar adelante a su familia ante la escasez que impera.
Cuando Elinda hace correr la voz entre las gentes de Desembarco del Rey, tanto Ulf como Hugh deciden acudir a la llamada de la reina, el primero por los motivos que hemos destacado anteriormente, y el segundo debido al descubrimiento de que su madre era una Targaryen, presumiblemente Saera Targaryen, una de las hijas del rey Jaehaerys I Targaryen, quien trabajaba en una casa de placer.
A la llegada del gran grupo de personas a Rocadragón, Rhaenyra explica que se van a enfrentar a una prueba potencialmente mortal, y así es, pues muchos de ellos corren la misma suerte que Ser Steffon, siendo arrasados por el Fuego Dragón del gigantesco dragón Vermithor. Finalmente, Hugh se encuentra cara a cara con la bestia, quien no sin complicaciones le acepta como jinete. En cuanto a Ulf, su vinculación con Ala de Plata es todavía más inesperada, pues después de huir antorcha en mano por las dragoneras, se topa por casualidad con el dragón, dándose una conexión prácticamente instantánea.
Tras esto, vemos a Ulf sobrevolando Desembarco del Rey, pareciendo primeramente un acto de irresponsabilidad, pues ello alerta a Aemond, quien inmediatamente se sube a Vhagar. Sin embargo, a medida que se acercan a Rocadragón, Aemond comprende que es una trampa, pues ve a Rhaenyra rodeada por todos sus dragones con sus respectivos jinetes, sabiendo el príncipe que sí se adentra más, puede pagarlo caro, pues por muy grande que sea Vhagar, nadie sobrevive a un combate ante semejante inferioridad numérica.