La Casa del Dragón ha puesto el broche a su segunda temporada con un episodio 8 cuyo final deja las espadas en todo lo alto en lo referente al conflicto entre el bando de los Negros y los Verdes, habiendo varios frentes abiertos que dejan la trama con un futuro muy incierto. Una de las escenas más destacadas es el encuentro entre Rhaenyra y Alicent, acudiendo esta última secreta e inesperadamente a Rocadragón para intentar buscar una solución pacífica a la guerra civil Targaryen, todo ello por lo descontrolada que se está volviendo la situación.
En una entrevista concedida a The Wrap, la directora del episodio titulado La mujer que debía reinar, Geeta Vasant Patel, ha ofrecido una explicación a lo que significa este final de la temporada 2 de La Casa del Dragón, y que implicaciones puede tener de cara al futuro de la serie, encontrándose Rhaenyra y Alicent en situaciones diametralmente opuestas, pues mientras la primera sigue estando sumida de lleno en el conflicto, Alicent se va alejando del foco de este, encontrando de esta forma una aparentemente liberación.
Al final del montaje, pasé meses pensando en las imágenes de cómo terminar este episodio y esta temporada. Se me ocurrió simplemente en términos de cómo se sentían ambos al final. Uno de ellos estaba atrapado, y como dice Ryan [showrunner de La Casa del Dragón] ahora lleva la carga, y esa sería Rhaenyra. La otra se ha quitado la carga de encima y ahora es libre habiéndosela entregado a Rhaenyra. Visualmente, mi pensamiento fue: Rhaenyra está atrapada en una red y Alicent es libre.
El final de la temporada 2 de 'La Casa del Dragón' deja un papel incierto para Alicent en la temporada 3
Una vez que Alicent es en cierta forma “liberada” por Rhaenyra, no se sabe muy bien cuál será su papel en el conflicto a partir de ahora. Pensando detenidamente en el final del episodio 8, no es posible asegurar que las intenciones de rendición de Alicent sean completamente honestas, ya que dado el historial del personaje cuesta creer que se vaya a mantener en un segundo plano a partir de ahora.
Ahora mismo, es cierto que Alicent no tiene ninguna influencia en el tablero político de Poniente, pues Aemond ya se encargó de ello al expulsarla del Consejo Privado, y posteriormente el Príncipe Regente ha vuelto a demostrar que las opiniones de su madre no tienen validez alguna. Tras estos y otros reveses sufridos como la deslealtad de Criston Cole, Alicent está hastiada y desencantada, sintiéndose culpable de haber dado pie a este atroz conflicto que de una forma u otra no va a desembocar en nada bueno, de ahí que tenga la necesidad de expiar sus pecados, hasta el punto de ofrecerle a Rhaenyra una solución para hacerse pacíficamente con el Trono de Hierro.
A partir de aquí, la partida de ajedrez en la que se ha convertido la trama de La Casa del Dragón puede desembocar en movimientos inesperados, haciendo que Alicent se mantenga firme en su nueva convicción de que Rhaenyra debe reinar o que de marcha atrás y vuelva a las andadas.